martes, 31 de marzo de 2009

La Vida y La Libertad


Suena a canción de la trova, y aunque lo es, aquí no lo es tanto. Más bien se refiere al enfrentamiento cotidiano con el dilema de Ser, pero Ser Libre. De enfrentarse a las traiciones cotidianas y a las muertes que conlleva. Como al mismo al tiempo, abren un espacio de posibilidades para reinventarnos, para reinventarme en mí y en ustedes, en ti. Como al mismo tiempo son espejos de dolores lejanos y de los que vendrán sin duda.
Y es que la libertad tiñe de amargura nuestras amadas cadenas. Como en el parto la cría, como la madre. Porque la libertad es tan macabra como la selección natural, y a diferencia de ella, no siempre es adaptativa.
En el romper de este eslabón que aun ni siquiera comencé a saborear, me quedo con una serie de siempre incompletos aprendizajes e imágenes. Me quedo con un café y con la palabra, con un apretón de manos, símbolo de la esperanza mutua de construir con otros un espacio en donde seguir construyendo dudas. Me quedo con internados, con niños y niñas desesperanzados del futuro. Me quedo con los mismos niños y niñas, en los mismos internados, construyendo “un algo” cuando logramos condimentar el aire con una pizca de futuro. Me llevo a cuesta la politiquería, pero también la política consecuente del maestro que espada en mano abre caminos donde incluso la manoseada Educación 2.0 olvido que había niños con los ojos abiertos como huevos fritos. También me llevo la desesperanza de tantos otros maestros que en sus acciones no cosechan frutos. Me llevo también mi tristeza al ver a aquellos que sin acciones se atrevieron a darlo todo por perdido. Cargo también con mis errores y mis renuncias momentáneas, con mi debilidad y mis contradicciones, también me las llevo para seguirlas enfrentando. Me llevo un par de lágrimas íntimas desde la impotencia de no poder hacer más, y un par de lágrimas más cuando sentí que hicimos algo…
Pero me voy sin rabias, me voy con mi tristeza. Esa que me mueve a intentarlo de nuevo y a creer que es posible reinventar el sueño hasta dar con la ecuación que permita construir con un par de certezas. Las de vida, las de libertad.

martes, 17 de marzo de 2009

miércoles, 4 de marzo de 2009

Grito


Cerró los ojos y no volvió a abrirlos.

El dolor se lo dictaba.

La historia se lo recordaba.

Esa poética neurosis de frecuentar los puertos,

sin quedarse a vivirlos.

Cerró los ojos por miedo al espejo que se le ofrecía al frente.

No confiaba en ella.

Cerró los ojos y se olvido de que podía abrirlos.

Y él se quedó mirando el mar donde un día juraron encontrarse.