lunes, 28 de enero de 2008

Llorar


Llorar el arrebato

y después llorar por el arrebato y sus consecuencias.

Y desde ahí empezar a llorar.


Llorar las calles y sus luces.

Llorar los cementerios en la noche.

Llorar las flores, los unicornios.

Llorar a lágrima partida.


Llorar en los matrimonios, en los cumpleaños.

Llorar por ternura, por espanto.

Llorar la vida, llorar la muerte.

Llorar los ojos, llorar los huesos.


Llorar como un cielo sureño.

Llorar a temporales.

Llorar a brisas.

Llorar a besos.

Llorar a caricias.


Llorar con sangre.

Llorar con vino.

Llorarlo todo.

Y llorar nada.


Llorar la tierra.

Llorar las ganas.

Llorarse entero a los recuerdos.

Llorar por miedo al futuro.


Llorar en silencio.

Llorar a gritos.

Llorar las monjas.

Llorar los credos.


Llorar de ironía.

Llorar de culpa.

Llorar de sueños.

Llorar adelantado.


Llorar.

Siempre andar llorando.

Llorar porque es tan triste andarse riendo de nada.

jueves, 24 de enero de 2008

De todos mis personajes te elijo a ti



Esta tarde se hizo tarde.

Los personajes de mi vida se me cruzan uno a uno por delante de los ojos. Me recuerdan épocas, ideas, sueños, temores, rabias, revoluciones dentro y fuera de la piel. Mi historia y la que inventé. Mis traiciones y mis aciertos. Mis heridas y mis galardones. Mis mentiras y las verdades que tengo y tuve.

Todos mis personajes, uno por uno, me presentan su currículo. Los escucho, los sonrío, los lloro. Me miran y los conozco. Algunos de ellos me desconocen y arrancan asustados. Los otros se quedan un rato para luego comenzar a irse. Se despiden y desaparecen. Uno de ellos se queda conmigo y me ofrece fuego para el cigarrillo que tengo en la boca. Aquel que reúne a varios de los otros. Aquel sin época. Para el cual mi paradoja constante es parte de su esencia, sin la cual no existiría. Ese que tiene tanto de mí y tan poco del que el mundo conoce. Mi poeta.

Esta tarde se hizo tarde.

En el cielo no hay arreboles sino una tarde dolorosa, las ventanas muriéndose de amor, y los pulpos con sus ventosas se beben toda la sangre del sol (V.H.). Porque el verso transforma el mundo, las visiones. Describe el alma de las cosas y se olvida de las estructuras. Porque el poeta crea mundos, porque al minuto los destruye en medio de una tragedia. Porque el verso es la flor y la metralla. Porque la melancolía es su espacio de posibilidades y desde ahí ama y odia. Porque en todo ve sincronía y no casualidades.

Porque en cada poema me reinvento. Porque en cada coma respiro, en cada tilde determino una verdad, en cada punto puedo dormir en paz.

miércoles, 23 de enero de 2008

martes, 22 de enero de 2008

Condena Fantasma

Esa hidalguía ante la herida,

ante lo que siempre sabemos que vendrá.

Esa manía por lo absurdo,

esa inocencia de siempre creer en los espirales

aunque viviendo siempre en círculos.


Esa certeza de no tener nada… y entregarlo todo.

Esa tozudez de despedirse y nunca irse.


Esa rebelión de beber whisky,

teniendo el alma llena de vino.

Esa estupidez de regalar flores

cuando deberíamos ofrendar balas.

Esa manía de redimirse

sabiéndonos malditos.

Eso de embriagarse solo… y esperar.

Esto de ser fantasma,

este amor tortuoso con la desdicha cotidiana.

Esto de ser fantasma,

y entregar en cada paso el alma.


Para ti Omar, hermano fantasma de las trincheras absolutas


domingo, 20 de enero de 2008

De adentro pa`afuera

Perderse unos días para encontrarse.

Buscar entre las cosas que siempre odie de mí.

Boxearme para luego acariciarme y volverme a querer.

Saber que todo se mueve incluso yo mismo...y entenderlo.

Reconciliarme con mi tozudez.

Entender mis miedos y desheredarlos.

Saber que nunca lo bueno es fácil.

Asumir que lo fácil nunca me gustó…y amarlo.


Vuelvo y te busco hasta que te encuentro.


Alegrarme porque puedo querer.

Enorgullecerme porque quiero querer.

Porque el miedo es pasajero.

Porque el alma es inmensa.

Porque me atrevo a verte.

Porque quiero que me veas.

Porque escribo y sueño.

Porque voy a buscarte.

Porque ya no te espero más.

Porque tu miedo me energiza.

Porque tu duda me alimenta.


Porque tus sueños, sin quererlo, son los míos.

domingo, 13 de enero de 2008

Principio de incertidumbre

Es imposible efectuar mediciones simultáneas de la posición y velocidad de una partícula con precisión infinita. Esto es lo que la física cuántica denomina Principio de Incertidumbre y fue descrito a través de estudios con electrones.

Pero, ¿que hay de lo “humano” en los fenómenos físicos? ¿No es acaso esta descripción aplicable al comportamiento humano?. Mas específicamente, ¿no es acaso este principio aplicable al ámbito de las emociones, de las relaciones?.

Me parece que si bien en ocasiones podemos observar e identificar la emoción que está en el trasfondo de nuestras acciones, nos es difícil observar como determina el movimiento (o espacio de posibilidades en palabras de Etcheverría), y por tanto, desconocemos la velocidad que gatilla en el comportamiento. Como la culpa retrasa los duelos, como en ocasiones la euforia dificulta la empatía y, por tanto, retrasa el llegar al otro. Sin duda, la lista puede extenderse mucho más.

El rodeo de los tres párrafos anteriores es para llegar a donde siempre. Al electrón para quien me importan estas reflexiones. Esta pequeña y compleja partícula que habita en el universo y que soy yo mismo.

El principio de incertidumbre me obliga a una elección: saber adonde estoy ó saber hacia donde me muevo. Que hacer ante ello. Hasta ahora creo que me he dedicado ha saber donde estoy. La poesía me ha ayudado a hacer descripciones bastante detalladas de mis estados emocionales. También me ha permitido, en cierta forma, saber hacia donde quiero ir, pero no hacia donde efectivamente me muevo.

El movimiento es una de las falencias de este electrón. Como describí en Como en las películas, mis movimientos han operado bajo la lógica del Eterno Retorno, es decir, en órbitas cerradas donde las escenas se repiten. A raíz de ese escrito un Ángel me dijo “La diferencia entre las películas y la vida real es que en la vida real podemos cambiar el final”. He ahí el principio de incertidumbre: la posibilidad de elegir por el movimiento. La conciencia de los círculos cerrados, de lo que “siempre pasa”, lo que “siempre hacemos” nos permite dejar de lado el saber a donde estamos. Porque simplemente desde la lógica del saber donde estamos no priorizamos el movimiento y nos dirigimos inexorablemente a inicios y finales repetidos. Sin duda, esto es necesario. Pero si ya sabemos que serán círculos cerrados ¿Por qué no elegir por el movimiento? ¿Por el hacia donde me muevo?

Volviendo a la descripción física, si elijo medir la velocidad del movimiento me concentro en el cómo expandir la órbita, y así desde esta lógica, en el donde quiero llegar. Ni siquiera cómo, sino dónde.

La papelera de reciclaje comienza a amontonar frases como ¿Por qué siempre hago daño? ¿Por qué siempre me hacen daño? ¿Por qué no puedo sonreír?. Y muchas otras más.

Darle el paso a lo que sueño y lo que quiero y simplemente atreverse a vivirlo.

Para el Ángel, tanto como para mí.

jueves, 10 de enero de 2008

Como en las películas

Como en las películas la vida se transforma y las historias se repiten una y otra vez. El eterno retorno postulado por Friedrich Wilhelm Nietzsche. El maldito eterno retorno de mi vida.

En el eterno retorno, como en una visión lineal del tiempo, los acontecimientos siguen reglas de causalidad. Hay un principio del tiempo y un fin que vuelve a generar a su vez un principio. Sin embargo, a diferencia de la visión cíclica del tiempo, no se trata de ciclos ni de nuevas combinaciones en otras posibilidades, si no que los mismos acontecimientos se vuelven a repetir en el mismo orden, tal cual ocurrieron, sin ninguna posibilidad de variación. Una y otra vez. Herida tras herida.

Como en las películas, pero en las películas de verdad. No en las de porristas y mariscales de campo. En las películas donde el poeta queda agonizando en el aeropuerto. Donde no hay un beso en la escena final que lo rescate del suicidio.

Como en la película de mi vida. Esa seguidilla de escenas con mecánica idéntica. Esas escenas que siempre terminan cuando Ella no me elije, porque elije bien, porque nadie quiere morir con los dientes clavados al vagón del tren. Escenas oscuras que abusan del alcohol, de la locura y de ideaciones autodestructivas.




Y aquí comienza una nueva escena. Es Enero y llueve. Porque el dolor no tiene estación. Porque la soledad vive de Enero a Diciembre. Porque si hoy no me siento completamente solo, es porque siento que la lluvia, el frío y todo este invierno en Enero, sincroniza sus manifestaciones con los versos que se escapan por las llagas de mis tripas.

De nuevo en escena, con los ojos cansados, las esperanzas adoloridas. Llueve y hay viento. No me queda nada, porque nunca lo tuve. En cualquier momento el director dirá acción.

domingo, 6 de enero de 2008

Un extraño Domingo


Los Domingos. Esa extraña venganza del Caos que te recuerda que en medio de los hilos eléctricos sobre los cuales se sostienen las Estructuras solo habita la Nada. Estos extraños Domingos que siempre me llevan a escribir, a describirme, a encontrarme un poco mas de lo que lo hago en los seis días restantes.

Porque el Domingo hasta dios se siente solo. Los feligreses van a la misa, así como yo almuerzo con mi Madre; y luego a sus casas, como yo vuelvo a la mía. Y dios queda solo, y nadie se pregunta en que ocupará la tarde… es por eso que a veces me siento un poco de dios y siempre lo malentienden.

Y es que hoy es Domingo. Y estoy solo y resfriado. Pero este Domingo es distinto. Porque llegó la llamada que quería que llegara. Porque por fin puedo hablar de los Domingos sin que se me surquen las venas. Porque a pesar de que hoy puedo describirlo estático ha perdido Estática, comienza a moverse en medio del Caos hacia un lugar desconocido.

Pero si soy sincero debo volver a la llamada. ¿Qué tan circunstancial puede ser esta resignificación del Domingo? ¿Qué tanto tiene que ver la llamada que siempre soñé que llegara un Domingo y que hoy llegó? ¿Acaso dimensiona ella (la de la llamada) lo que acaba de producir en mi espacio de posibilidades? ¿No es acaso todo esto una relación causal transitoria que puede ser totalmente descompensada el próximo Domingo sin llamada? ¿Necesito estar resfriado el resto de los Domingos de aquí a la eternidad y así manipular las circunstancias?.

Las respuestas en orden cronológico: Muy. Mucho. No. Si. Ni idea.

sábado, 5 de enero de 2008

Lo que tengo, lo que quiero tener

Tengo un poco de tos que me ha acumulado el cigarro,
un montón de papeles arrumados que me sirven de excusa para escapar al pasado,
una botella y mil vasos para brindar con quien sea,
una colección de piedras que acumulé en mis trincheras.

Tengo un collage de fracasos, dos ejércitos de miedos
una caja de zapatos llena de extraños recuerdos.
Una espada quebrada, un corcel depresivo
dos ceniceros que despiertan repletos cada mañana.

Tengo la espalda chueca, los hombros pesados
los pulmones negros, el hígado hinchado.
Un arsenal de sueños por las mañanas
un huracán de rabias en mis ebrias madrugadas.

Tengo una colección de discos que ya casi ni escucho,
una foto de cuando era niño que me hace llorar.
Un pasado oscuro, un presente plano
un futuro incierto, unas ganas de gritar.

Pero tengo la extraña impresión de que tengo otras ganas.
Tengo ganas de verte
pero verte en serio.
Verte desde dentro para afuera,
verte cuando miras para otro lado,
verte desde atrás y de costado.

Tengo las manos vacías y las ideas temerosas,
tengo este poema que no leerás.
Tengo premura por dormir en tus brazos,
tengo tantas ganas de amar.




El loco en el precipicio

Esto empieza.

Y como todo lo que empiezo no se donde terminará.

Pero esta bien.

Lo único que puedo argumentar es que me anima el deseo de generar un espacio de catarsis publico.

Un espacio donde mis tripas encuentren descanso y se sientan parte de algo por una vez en su vida.

Y es que también es un desafío para este 2008 que comienza: encontar un lugar en la tierra, como lo soñó la Violeta.

Espero correr mejor suerte.

Esto empieza.

Y empieza con un aire a melancolía.

Como siempre.

Empieza con un sueño dentro de los ojos de una mujer.

Como siempre.

Empieza con un mar de temporales en medio de la lengua.

Como hace años no ocurría.