miércoles, 4 de marzo de 2009

Grito


Cerró los ojos y no volvió a abrirlos.

El dolor se lo dictaba.

La historia se lo recordaba.

Esa poética neurosis de frecuentar los puertos,

sin quedarse a vivirlos.

Cerró los ojos por miedo al espejo que se le ofrecía al frente.

No confiaba en ella.

Cerró los ojos y se olvido de que podía abrirlos.

Y él se quedó mirando el mar donde un día juraron encontrarse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay pedazos de madera en el suelo, anoche estuve tallando una espada de bolsillo (como para defenderme de mis ideas) la cerveza se derramó en la noche
y me levanté en la mañana sin darme cuenta,
me mojé los pies y me dio miedo
pensé que había mar en mi pieza
que había venido a buscarme...
entonces fui al baño, me encontré en el espejo y descubrí que mi ojo izquiero me miraba fijamente...
Entonces me vestí, (eran las 6 de la mañana) y salí sin ponerme zapatos, el mar está bravo, enojado, hay mucho viento, y me acerco al acantilado del hotel; hay una pareja besándose y la cerveza de mis pies subió helada por mis piernas para instalarse entre ellas... volví al lobby y me tomé un café, un hombre tocaba el piano, pedí un ordenador y me senté a leer mi correo... tuve que salir de ahí, tu escrito me dio miedo... pero tuve que volver, ahora estoy aquí, hace varias horas, mirando...

Anónimo dijo...

Bello abril
Triste final

http://reinadecarton.blogspot.com