Cerró los ojos y no volvió a abrirlos.
El dolor se lo dictaba.
La historia se lo recordaba.
Esa poética neurosis de frecuentar los puertos,
sin quedarse a vivirlos.
Cerró los ojos por miedo al espejo que se le ofrecía al frente.
No confiaba en ella.
Cerró los ojos y se olvido de que podía abrirlos.
Y él se quedó mirando el mar donde un día juraron encontrarse.
2 comentarios:
Hay pedazos de madera en el suelo, anoche estuve tallando una espada de bolsillo (como para defenderme de mis ideas) la cerveza se derramó en la noche
y me levanté en la mañana sin darme cuenta,
me mojé los pies y me dio miedo
pensé que había mar en mi pieza
que había venido a buscarme...
entonces fui al baño, me encontré en el espejo y descubrí que mi ojo izquiero me miraba fijamente...
Entonces me vestí, (eran las 6 de la mañana) y salí sin ponerme zapatos, el mar está bravo, enojado, hay mucho viento, y me acerco al acantilado del hotel; hay una pareja besándose y la cerveza de mis pies subió helada por mis piernas para instalarse entre ellas... volví al lobby y me tomé un café, un hombre tocaba el piano, pedí un ordenador y me senté a leer mi correo... tuve que salir de ahí, tu escrito me dio miedo... pero tuve que volver, ahora estoy aquí, hace varias horas, mirando...
Bello abril
Triste final
http://reinadecarton.blogspot.com
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