domingo, 6 de enero de 2008

Un extraño Domingo


Los Domingos. Esa extraña venganza del Caos que te recuerda que en medio de los hilos eléctricos sobre los cuales se sostienen las Estructuras solo habita la Nada. Estos extraños Domingos que siempre me llevan a escribir, a describirme, a encontrarme un poco mas de lo que lo hago en los seis días restantes.

Porque el Domingo hasta dios se siente solo. Los feligreses van a la misa, así como yo almuerzo con mi Madre; y luego a sus casas, como yo vuelvo a la mía. Y dios queda solo, y nadie se pregunta en que ocupará la tarde… es por eso que a veces me siento un poco de dios y siempre lo malentienden.

Y es que hoy es Domingo. Y estoy solo y resfriado. Pero este Domingo es distinto. Porque llegó la llamada que quería que llegara. Porque por fin puedo hablar de los Domingos sin que se me surquen las venas. Porque a pesar de que hoy puedo describirlo estático ha perdido Estática, comienza a moverse en medio del Caos hacia un lugar desconocido.

Pero si soy sincero debo volver a la llamada. ¿Qué tan circunstancial puede ser esta resignificación del Domingo? ¿Qué tanto tiene que ver la llamada que siempre soñé que llegara un Domingo y que hoy llegó? ¿Acaso dimensiona ella (la de la llamada) lo que acaba de producir en mi espacio de posibilidades? ¿No es acaso todo esto una relación causal transitoria que puede ser totalmente descompensada el próximo Domingo sin llamada? ¿Necesito estar resfriado el resto de los Domingos de aquí a la eternidad y así manipular las circunstancias?.

Las respuestas en orden cronológico: Muy. Mucho. No. Si. Ni idea.

3 comentarios:

Mariano Bukstein dijo...

Extraño los domingos de hace un tiempo atrás. Nunca crei que podría decir algo así un de un domingo.

Omar Cid Maureira dijo...

A veces estamos heridos, cansados, y molestos, y alguien sin querer nos pasa a tocar, y creemos que es una caricia, y en realidad estan ciegas y quieren salir. una abrazo vecino.

Violet Hill dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.